Tales de Mileto, ¿el Marck Zuckerberg de la antigua grecia?


El hombre sabio entre los sabios


El primero de los filósofos, reconocido como aquel que dió el salto del mito al logos y por lo tanto el pionero de una serie de pensadores conocidos como presocráticos tenía fama de muchas cosas pero no precisamente de alguien de éxito en los negocios y los asuntos financieros.

Así decían en aquel entonces el pueblo, que como hombre no es que dedicase tiempo exclusivamente a los asuntos de la virtud sino que no tenía tal talento para las cosechas de la fortuna. 

Pero fue para su sopresa, muy errado el juicio de que que Tales de Mileto, hombre no poco conocido por sus numerosos consejos políticos tanto a los jonios como a lidios y de cómo consiguió desviar el cauce de un río con el propósito de permitirle al ejército de Creso, el rey lidio, atravesar el río Halis sin percances, siendo esta tan solo una parte de sus espectaculares maniobras de inteligencia, ya que había dejado estupefacto a lidios y medos un tiempo atrás con su predicción del eclipse lunar en medio de la batalla según relata Heródoto, ya que ocurrió allá por el 585 a.C. y poca certeza se tiene de esos acontecimientos, aunque más cuanto más cercanos en el tiempo, como en éste caso.

Por si fuera poco a el se debe el teorema de Tales, el cual lleva su nombre. Y es que cuenta la historia cómo el sabio en un viaje que hizo a Egipto, logró junto a su ayudante calcular la altura de la Pirámide de Keops miendo la relación de la proyección de sombra de sombra entre un palo y la gran pirámide, de tal forma que cuando la sombra del palo fuese igual que su altura, la sombra de la pirámide tendría que ser necesariamente igual a la altura de la pirámide. Hecho el cual probó trazando alrededor del palo una circunferencia de igual radio a su altura, y que daría el resultado de la medición cuando la sombra llegase a tocar el perímetro de la circunferencia, quedando tan solo medir en ese preciso momento la longitud de la sombra proyectada por la pirámide.


De la filosofía del agua al monopolio de la oliva

Una de las cosas que mayor interés atraía en aquella época y que tenía a los filósofos completamente distraidos era la posibilidad de hallar una teória que puedese unificar las diferentes formas en que la naturaleza se presentaba.

En este contexto Tales de Mileto proponía que el agua era el origen de todo lo que existía (el arjé) y que todas cosas contenían en sí misma sus dioses particulares. Como Tales no escribió practicamente nada, gran parte de la información obtenida acerca de él tuvo que ver con los datos recopilados por Aristóteles, Heródoto, Platón y Teofrasto, que al mismo tiempo recalcan que la información que tienen acerca de él es de segundas, dado que éste filósofo vivió un par de cientos de años antes que ellos.

En la parte III del libro primero de La Metafísica de Aristóteles se relata parte de ésta filosofía suya del agua

Tales, fundador de esta filosofía, considera el agua como primer principio. Por esto llega hasta pretender que la tierra descansa en el agua; y se vio probablemente conducido a esta idea, porque observaba que la humedad alimenta todas las cosas, que lo caliente mismo procede de ella, y que todo animal vive de la humedad; y aquello de donde viene todo, es claro, que es el principio de todas las cosas. Otra observación le condujo también a esta opinión. Las semillas de todas las cosas son húmedas por naturaleza y el agua es el principio de las cosas húmedas. Algunos creen que los hombres de los más remotos tiempos y con ellos los primeros teólogos  muy anteriores a nuestra época, se figuraron la naturaleza de la misma manera que Tales. Han presentado como autores del Universo al Océano y a Tetis , y los dioses, según ellos, juran por el agua, por ese agua que los poetas llaman Estigia. Porque lo más seguro que existe es igualmente lo que hay de más sagrado; y lo más sagrado que hay es el juramento. ¿Hay en esta antigua opinión una explicación de la naturaleza? No es cosa que se vea claramente. Tal fue, por lo que se dice, la doctrina de Tales sobre la primera causa.

 


De las mil cosas que se contaban del filósofo ingenioso, o al menos así se le apodaba de vez en cuando, es lo que relata Aristóteles en su Política, de cómo se las ingenió Tales para hacerse con el monopolio de la oliva, con el único propósito de demostrarle a los milesios, que su pobreza no se debía a otro motivo que el de la busqueda del conocimiento y la virtud, dejando de lado los aspectos materiales, que poco interés le suscitaban, y que no era algo que no pudiese conseguir si se proponía el objetivo.

Así relata Aristóteles ésta interesante anécdota en el Capítulo V, de la consideración práctica sobre la adquisición de bienes:

Citaré lo que se refiere a Tales de Mileto, a propósito de una especulación lucrativa que le dio un crédito singular, honor debido sin duda a su saber,pero que está al alcance de todo el mundo. Gracias a sus conocimientos en astronomía pudo presumir, desde el invierno, que la recolección próxima de aceite sería abundante, y al intento de responder a algunos cargos que se le hacían por su pobreza, de la cual no había podido librarle su inútil filosofía, empleó el poco dinero que poseía en darlo en garantía para el arriendo de todas las prensas de Mileto y de Quíos; y las obtuvo baratas, porque no hubo otros licitadores. Pero cuando llegó el tiempo oportuno, las prensas eran buscadas de repente por un crecido número de cultivadores, y él se las subarrendó al precio que quiso. La utilidad fue grande; y Tales probó por esta acertada especulación que los filósofos, cuando quieren, saben fácilmente enriquecerse, por más que no sea este el objeto de su atención. Se refiere esto como muestra de un grande ejemplo de habilidad de parte de Tales; pero, repito, esta especulación pertenece en general a todos los que están en posición de constituir en su favor un monopolio. También hay Estados que en momentos de apuro han acudido a este arbitrio, atribuyéndose el monopolio general de todas las ventas.

 

Por lo que Tales una vez más se había salido con la suya, ganándose el respeto del pueblo tras haberse hecho por un período de tiempo con el monopolio natural de la aceituna y volviendo después a sus que haceres intelectuales cotidianos, pues la obtención de riquezas no era algo de su interés ni había despertado el hecho de amasar una fortuna atracción alguna por ese cometido.


La filosofía por la filosofía

Una vez más los griegos lo habían hecho. Habían dejado el listón del esplendor de la civilización humana bien alto, cimentando unas bases fundamentales sobre las que se edificaría el saber venidero. Otra anéctoda que les reconoce el derecho de fundadores de la filosofía, esta vez con el padre de la filosofía por antonomasia, Tales de mileto, protagonizando una historia del más absoluto amor por la sabiduría. Por lo que en difinitiva este también primer científico oficialmente apodado de la historia renuncia al dinero por el dinero, para darnos una sabía lección acerca de la cosas más importantes de la vida, y quedando a un nivel completamente diferente de lo mundano.


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