Un filtro para Descartes | ¿Un nuevo paradigma de belleza?

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El interés por la belleza

El interés por la belleza

Cada vez son más las miles de aplicaciones y de tecnologías en el mercado que nos permiten modificar nuestra apariencia física, ya sea cambiando el color de nuestros ojos, limpiando posibles manchas en la cara o incluso añadiendo una extravagante máscara con dientes de tiburón o orejitas de conejo, por no mencionar el Photoshop, una constante virtual  desde hace un tiempo a esta parte, en el retoque de fotografías que vemos de famosas como Kim Kardashian o modelos de Victoria Secrets o de la revista Vogue. Esto ya se hacía solo que desde una perspectiva pictórica debido a la carencia tecnológica de que se carecía y de la cual nosotros disponemos actualmente. En las múltiples obras de Descartes por ejemplo, se puede apreciar un contraste exagerado entre dos retratos que se hicieron del mismo autor, que harían saltar las alarmas de cualquier despistado en la temática.

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Sin embargo, detrás de todo este complot estético ha habido desde los siglos de los siglos, un interés filosófico que ha llevado a las mentes más pensantes de la humanidad a tratar de comprender la belleza, sus múltiples facetas y formas de manifestación en la mente humana y la comprensión particular del tema por parte de  cada uno. Nace así la estética, rama de la filosofía que cobró especial importancia alrededor del siglo XVIII, con filósofos como Kant, o Hegel, aunque ya había sido tratada con anterioridad por filósofos de la Antigua Grecia como Platón

Aestetikos,  estética idealista vs materialista

(Del griego: “aisthetike”, percepción.) La estética ha adquirido la esencia de una doctrina filosófica sobre arte. Una ciencia que estudia las leyes del desarrollo artístico, el posicionamiento del arte para con la realidad, su rol en una sociedad particular y general, además de las formas y métodos artísticos de creación

En Platón vemos una teoría denominada “idealismo”, consistentes en que la belleza correspondía a una cosmovisión de un Topus Uranos (cielo) y de un mundo terrestre (Tierra), debido a que el humano solo tiene acceso a lo terrestre y le es imposible acceder al Topus Uranos ideal, motivo por el cual sólo tendríamos un vago conocimiento de dicha realidad. El ser humano es incapaz en base a su conocimiento de la belleza  y poder de conocer por entero la belleza, donde la belleza  es suprema, aquella que es sublime por naturaleza, y que solo daba ligeros indicios de su esencia para los hombres. Para Aristóteles sin embargo lo bello era lo simétrico y lo perfecto; sin abandonar la metafísica que le confiere esa perspectiva.

 Ya en la modernidad, filósofos de la sociedad burguesa como Kant entre otros, instruyeron en una enseñanza de lo bello referida más a una apreciación en el sujeto, siendo su facultad estética de ese juicio igual de importante

 Y aunque la concepción estética Kantiana muestra la pretensión acerca de un valor universal, esta universalidad se aferra en lo puramente subjetivo, y lo bello es entendido como aquello que gusta exclusivamente por la forma, dejando de lado relación alguna con cualquier interés práctico.

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 En cambio, Hegel trató de aunar una concepción de la estética de la antigüedad con una explicación histórica, que tendría por objetivo demostrar la manera en que la belleza se había manifestado en formas que fueron substituyéndose en la historia una ves tras otra: arte “clásico”, arte “simbólico”, y “romántico”, representaciones las tres de posibles modos de la relación de la idea en cuanto a la forma y al material.

Lo sensible de la obra de arte sólo ha de tener existencia en tanto está ahí para el espíritu del hombre, no en tanto ella como sensible existe para sí misma. Si ahora consideramos en qué manera lo sensible existe para el hombre, nos encontramos con que lo sensible puede comportarse de diversas maneras con el espíritu

                                                                                Hegel, Lecciones de estética volumen I

 

La estética anterior al marxismo tenía una marcada falta de homogeneidad. la lucha entre las tendencias idealistas y materialistas estaban a la orden del día . La estética idealista se basa en la desvinculación del arte con la realidad, en su explicación del carácter del arte como  “pura”creación,  “del arte por el arte”, que nada tiene que ver con la vida social, la lucha de clases, o los intereses materiales de los hombres. En estos rasgos más característicos, la estética burguesa contemporánea trata de modificar el arte convirtiendo el arte en un entretenimiento superfluo, en tan solo un medio de satisfacción de los gustos atrofiados de la élite capitalista. Las teorías materialistas de la estética marxista-leninista considera el arte como una de las formas de la conciencia social, como la forma específicamente artística de comprensión de la realidad. En cada época histórica el arte es determinado por las relaciones dominantes en la sociedad dada, por su base económica. Este concepto sobre el arte permite establecer las leyes de su desarrollo, las causas de la sustitución de algunas de sus formas y tendencias por otras.

Al descubrir la esencia del arte, la estética marxista estableció también los criterios científicos para juzgar las obras de arte. Estos criterios consisten en la correspondencia de la obra de arte con la verdad de la vida, en las tendencias progresivas, así como en la correspondencia de la forma de la obra con su contenido. La estética marxista considera decisivo para la apreciación de tal o cual obra artística la conjugación de su contenido ideológico con el elevado nivel artístico, la capacidad del artista de captar lo nuevo en la vida, de ponerse de parte de esto nuevo y apoyarlo activamente con su arte.

¿Un nuevo paradigma de lo bello?

Esta obsesión por las perfectas simetrías y las harmonías de las formas no es nada nuevo, pero ha ido modificándose en su percepción a lo largo de la historia, llegando hasta el punto actual en el que se explora la estética desde una tecnología que ha permitido ir más allá de unos límites puramente naturales, donde la fantasía ha adquirido un papel más notable, facilitando otras exploraciones y concepciones que antes podrían parecer del todo ridículas, y que ahora tienen su lugar como una posibilidad más. El hecho de modificar rostros y cuerpos humanos tratando de hibridar estéticamente al ser humano con otro animal o ser no es del todo una novedad, ya se han visto caso de cirugías en principio disparatadas que han convertido a hombre y mujeres en extrañas hibridaciones animales, o en estrellas famosas que levantan obsesiones.

Ahora, ¿qué lugar ocupa nuestro entendimiento de la nueva estética dentro de éste nuevo paradigma?, quizás necesitemos urgentemente un replanteamiento innovador que de coherencia a esta evolución, si así se puede considerar, y que Hegel haya acertado hace mucho tiempo con su propuesto de la belleza como algo puramente histórico, que vaya sustituyéndose, como una serpiente que muda su piel tras un período de tiempo.

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